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2 dic 2013

¿Perverso yo?

Por: Lourdes Goicochea

Fetichismo, sadomasoquismo y voyeurismo son algunas perversiones sexuales que escuchamos a menudo en las sociedades modernas, tanto entre los jóvenes como entre las personas mayores; pero... ¿qué son exactamente? 
Chusmea estuvo recorriendo las calles haciendo un poco de investigación, enterate qué tan perverso podés llegar a ser.

Según la Licenciada en Sexología Marta Secco la parafilia (o perversión sexual como se conoce informalmente) es un comportamiento sexual que tiene como finalidad la búsqueda del placer no en el coito sino en un objeto o en alguna actividad que lo acompañe. “Estas fantasías no son convencionales y pueden afectar en ciertos casos la vida social de la persona”, explica Secco.

Las conductas parafílicas son más comunes en los hombres que en las mujeres, ya que la mujer se erotiza más con el tacto que con la vista, y tienen generalmente su origen en la infancia.

Cecilia Rodriguez es encargada de Butman, un sex-shop ubicado en la calle Corrientes al 2000 en pleno centro porteño; ella cuenta que en reiteradas oportunidades se acercaron hombres al local en busca de lencería para ellos o para muñecas infables. “La gente se abre mucho en cuestión de intimidad y a veces hasta te llegan a pedir cosas extrañas como esta”, agrega.

Para Secco el fetichismo es el impulso sexual por un objeto inanimado y tangible que en la mayoría de los casos es ropa interior o cualquier otra prenda de vestir. “Hay gente que tiene como fetiche los zapatos, por ejemplo”, añade Secco y cuenta que cualquier objeto que produzca excitación visual es considerado un “fetiche”.

Así como un hombre puede excitarse tocando lencería de mujer, muchos pueden hacerlo llegando a usár la misma, aunque para algunos suene extraño. En este caso la licenciada en sexología especifica que mientras no se trate de un caso en el que el hombre se transviste por preferencia sexual, sigue siendo simplemente fetichismo.

Sebastián Pino se encarga de la venta de películas pornográficas en el local de Butman y asegura que le piden mucho películas perversas de la actriz y directora Belladona que son “medio locas y de masoquismo”, y fetichistas que tienen escenas de helados y pies.

Cuando se le pregunta a Pino si se le piden cosas raras el cuenta que los más extraños son los pedidos de hombres mayores.“Muchos hombres mayores de 70 años me piden películas de sexo con animales”, comenta y asegurando que los jóvenes son más conservadores aunque discursivamente defiendan las libertades de las distintas prácticas sexuales. En la vidriera hay una zona exclusiva dedicada a películas de este estilo, por lo que se ve no es un pedido fuera de lo común  y parece estar bastante interiorizado en los requerimientos de los clientes. “Me pueden pedir de personas teniendo relaciones con animales o de animales solos copulando”, agrega.

Esta práctica se denomina zoofilia y el objeto de la fantasía sexual es el animal. Si bien este tipo de fantasías se suele dar más comunmente en personas que viven en el campo para Secco “también puede darse en personas que viven en la ciudad”.

De las demás películas que vende Pino, hay con trama y sin trama, siempre dentro del marco pornográfico. En aquellas en las que se cuenta una historia, una escena muy común, según Pino, es la que muestra una persona espiando a dos que tienen sexo. “Clásicas imágenes de vecinos, primos, compañeros de estudio observando una situación que los que actúan desconocen”, comenta.

El voyeurismo es el hecho de observar ocultamente a personas desnudas, desnudándose o en plena actividad sexual, buscando o no algún tipo de relación sexual con la persona. “El mero acto de observar al otro en esas circunstancias ya produce excitación en el voyeurista,que puede seguir excitándose al repetir en su mente el recuerdo de lo observado”,añade Secco.

En “luxury sex shop”,un local de la galería Recamier a metros de Cabildo y Juramento, Gissela Funes, vendedora, confiesa que ha vendido látigos, tobilleras, collares y enteritos “sados”. “El enterito que es de cuero y tiene una abertura a la altura de la pélvis para que la zona quede al descubierto se lo suelen llevar”, cuenta Funes y muestra además, unas prendas de latex negro que suelen comprar este tipo de personas y que ahora están “muy de moda”.

El masoquismo sexual es considerado un tipo de perversión sexual que consiste en ser humillado, golpeado o atado. El sadismo es justamente el provocar ese dolor físico o humillación. Según Secco en ambos casos el placer es el dolor, ya sea sentirlo o causarlo.

Dentro de los objetos utilizados para este fin los más comunes son látigos, esposas y machetes.

Germán, recepcionista de Qué hotel, un albergue transitorio ubicado en Luis María Campos y la calle Pampa, pleno barrio de Belgrano, cuenta que el hotel tiene diferentes habitaciones temáticas. La “tanguera” (con elementos de la porteñeidad, medias red, sombreros, etc), la “estripper” (con caño para realizar poledance y una ventana al estilo “Nueve semanas y media”), la “circense” (con telas, utensillos de domador y demás herramientas del circo), la de “noche de bodas” (la más formal con yakuzzi, colchón de agua y un altar con velas simulando consoladores) y la “masoquista” son las más pedidas. El cuarto masoquista tiene esposas, látigos y rejas, y son muy solicitadas por las parejas swinguers. Otros a los que “les gusta mucho el sado”, según Germán, es a los chicos más jóvenes, de 20 a 28, que suelen solicitar además de las habitaciones, muchos juguetes de ese estilo.

Otra perversión sexual , pero común y aceptada es la anisonogamia y  consiste en sentir atracción por una pareja sexual mucho más joven o mucho más mayor.Germán asegura que muchos hombres mayores con chicas muy jovencitas suelen frecuentar Qué hotel.De manera contraria, se ve poco el ingreso de mujeres ancianas con jóvenes de mucha menor edad.

Hoy en día algunas de las consideradas perversiones sexuales están muy aceptadas en la sociedad y algunas son practicadas sin saber que forman parte de alguna parafilia.

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