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1 dic 2013

Los tristes números de los Pueblos Originarios

Por: Esteban Ruiz Lordi

La cultura argentina tiene una parte de la historia a la que no se le permitió seguir un proceso evolutivo común, porque las tradiciones de los habitantes originales de este territorio quedaron truncas en muchos casos y olvidadas en muchos otros. Culpa de la colonización, que repartió costumbres europeas y africanas por toda América, e inició la invisibilización sistemática que, cinco siglos después, se sigue sucediendo.

Existe una población total de más de 600.000 personas que se reconocen como pertenecientes a pueblos aborígenes. Y la última vez que el estado nacional se preocupó por tener datos estadísticos fehacientes y oficiales sobre su situación, fue en el 2005.


La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) comenzó a realizarse en el 2004 y como anexo al Censo Nacional del 2001 que llevó adelante el Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC). Terminó al año siguiente y se encuentra hoy publicada en la página web del organismo.

Más allá de los terribles datos que pueden recabarse sobre la calidad de vida de estos pueblos, hay tres estadísticas que ofrecen un panorama mucho más oscuro del que podría suponerse:


  • Se consultó en cada hogar de personas asumidas como aborígenes sobre si creen que es importante rescatar y transmitir la cultura de sus antepasados. El promedio de los resultados obtenidos a partir de los pueblos más populosos, arroja una respuesta positiva en un 89%
  • Se consultó también si mantienen costumbres o realizan prácticas propias de la cultura de su pueblo. Y, si bien el resultado de la pregunta anterior fue bastante abultado, el promedio indica que sólo un 56,86% preserva algún hábito de su tribu.

  • Se consultó a los mayores de 5 años asumidos como indígenas sobre cuanto conocían la lengua original de su pueblo. Los resultados indican que, aproximadamente sólo el 44,13% de la población es capaz de hablar y/o entender su propia lengua.



El idioma es un elemento base para todas las culturas, porque hace posible que las expresiones sean comprensibles y que la sabiduría se pueda transmitir de generación en generación. Las palabras garantizan la subsistencia de la cultura y la historia. 

Si a más de la mitad de un pueblo se le arrebata su lengua, ¿cómo hace para seguir? ¿Cómo hace para enfrentarse a sí mismo para reconstruirse? ¿Cómo hace además para luchar por su reconocimiento, por sus derechos básicos y por su integridad en gran parte de los casos?

Los pueblos originarios tienen un espíritu más fuerte que el de la opresión. Están con ellos la Madre Tierra y el Padre Sol, además de los incontables hermanos que adoptaron hace siglos, ofrecidos por la naturaleza.


Los Pueblos Originarios no se quiebran, no se dividen y no se discriminan.

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